Problemas que pueden surgir en el cerebro
Puesto que el cerebro lo controla todo, cuando hay algún problema en el cerebro, suele ser grave y puede afectar a muchas partes diferentes del cuerpo. Las enfermedades hereditarias, los trastornos cerebrales asociados a enfermedades mentales y los traumatismos craneoencefálicos pueden afectar al modo en que funciona el cerebro y alterar las actividades diarias de las demás partes del cuerpo. Los problemas que pueden afectar al cerebro incluyen:
Tumores cerebrales.
Un tumor es una masa provocada por un crecimiento anómalo de tejido. Un tumor cerebral puede crecer muy lentamente produciendo muy pocos síntomas hasta alcanzar un tamaño considerable, o puede crecer y extenderse rápidamente, provocando síntomas graves y un rápido empeoramiento. Los tumores cerebrales pueden ser benignos o malignos. Los tumores benignos generalmente se limitan a áreas muy concretas del cerebro y se pueden curar mediante una intervención quirúrgica si están ubicados en lugares donde pueden extirparse sin dañar los tejidos adyacentes. Un tumor maligno es canceroso y tiene más probabilidades de crecer y extenderse.
Parálisis cerebral.
La parálisis cerebral es el resultado de un defecto en el desarrollo o de una lesión cerebral previa al nacimiento o que se produce durante el parto. Afecta a las áreas motoras del cerebro. Una persona con parálisis cerebral puede tener una inteligencia normal o presentar graves retrasos del desarrollo o una deficiencia mental. La parálisis cerebral puede afectar a los movimientos corporales de muchas maneras diferentes. En los casos más leves, solo se asocia a una leve debilidad en los músculos de las extremidades. En otros casos, puede haber mayor deterioro motor -un niño puede tener problemas para hablar y para realizar movimientos básicos, como andar.
Epilepsia.
Esta afección engloba un amplio abanico de trastornos convulsivos. Las convulsiones parciales solo afectan a áreas específicas del cerebro, y los síntomas varían dependiendo de la ubicación del foco epiléptico. Otras convulsiones, denominadas crisis generalizadas, afectan a una parte más extensa del cerebro y, cuando ocurren, generalmente provocan movimientos descontrolados de todo el cuerpo y pérdida de conciencia. Aunque en muchos casos se desconoce la causa específica, la epilepsia puede asociarse a lesiones, tumores o infecciones cerebrales. La tendencia a desarrollar epilepsia puede estar acentuada en ciertas familias.
Dolor de cabeza.
De los muchos tipos de dolores de cabeza existentes, los más frecuentes son la cefalea tensional (el más común de todos), provocada por la tensión muscular acumulada en la cabeza, el cuello y los hombros; la migraña, un dolor de cabeza fuerte y recurrente de causa poco clara; y la cefalea en brotes, que algunos consideran un subtipo de migraña. Las migrañas aparecen con o sin previo aviso y pueden durar varias horas o días. Parece haber una predisposición hereditaria a padecer migraña así como ciertos desencadenantes que la pueden provocar. Las personas que tienen migrañas pueden experimentar mareos, entumecimientos, sensibilidad a la luz (fotofobia) y náuseas, así como ver líneas zigzagueantes.
Meningitis y encefalitis.
Generalmente se trata de infecciones que afectan al cerebro y a la médula espinal provocadas por bacterias o virus. La meningitis es una inflamación de las capas que recubren el cerebro y la médula espinal, y la encefalitis, una inflamación del tejido cerebral. Ambos trastornos pueden provocar lesiones permanentes en el cerebro.
Enfermedad mental.
Las enfermedades mentales tienen una naturaleza tanto psicológica como conductual, e incluyen una amplia variedad de problemas en el pensamiento y en la función. Actualmente se sabe que algunas enfermedades mentales se asocian a anomalías estructurales o disfunciones químicas cerebrales. Algunas enfermedades mentales se heredan, pero a menudo se desconoce su causa. Las lesiones cerebrales y el abuso de las drogas y el alcohol también pueden desencadenar algunas enfermedades mentales. Los síntomas de las enfermedades mentales crónicas, como el trastorno bipolar o la esquizofrenia, pueden empezar a manifestarse durante la infancia. Las enfermedades mentales que se pueden diagnosticar en la población infantil incluyen la depresión, los trastornos del apetito como la bulimia o la anorexia nerviosa, el trastorno obsesivo-compulsivo y las fobias.
Traumatismos craneoencefálicos.
Los traumatismos craneoencefálicos se dividen en dos categorías: externos (generalmente afectan al cuero cabelludo) e internos. Los traumatismos craneoencefálicos internos pueden afectar al cráneo, los vasos sanguíneos que hay en su interior o el tejido cerebral propiamente dicho. Afortunadamente, la mayoría de los niños que sufren caídas o se dan golpes en la cabeza solamente se lesionan el cuero cabelludo, lo que suele ser más aparatoso que peligroso. Un traumatismo craneoencefálico interno puede tener implicaciones más graves porque el cráneo actúa a modo de casco protector del delicado tejido cerebral.
Las conmociones cerebrales también son un tipo de traumatismo craneoencefálico interno.
Consisten en la pérdida temporal de la función cerebral a consecuencia de un traumatismo. Las conmociones cerebrales repetidas pueden acabar provocando lesiones permanentes en el cerebro. Uno de los contextos en que los niños sufren más conmociones cerebrales es el deporte, de modo que es importante asegurarse de que su hijo lleva la indumentaria y protecciones apropiadas cuando practique deporte, y que abandone el partido cuando sufra un traumatismo craneoencefálico.